agosto 2020 UN DÍA EN SANTANDER EN FAMILIA
Como sabéis, seguimos por el norte, en Cantabria, y queríamos ir a pasar el día a Santander (por enésima vez). Es una ciudad que nos encanta y tiene muchísimo que ver/hacer.
Hacía años que yo no visitaba la península de la Magdalena, así que aprovechamos para llevar a los niños.
Se trata de un terreno de unas 24 hectáreas, donde se encontraba la residencia de verano de Alfonso XIII. A día de hoy es un espacio público que merece la pena visitar.
Está compuesta por un minizoo gratuito, dos playas (la de la Magdalena y la de Bikini, siendo esta segunda más desconocida y con poca gente), el palacio en lo alto de la colina, las tres carabelas, un gran parque y una cafetería en el centro. Es muy cómodo para ir con niños, puesto que no pasan coches y hay mucha vegetación.
Normalmente hay un trenecito, que se conoce como Magdaleno, que recorre toda la península durante 15 minutos y es muy divertido para los niños, pero este año no está operativo debido al COVID-19.
Nosotros llegamos allí sobre las 11.30. Dimos un paseo por el zoo (actualmente tiene pingüinos, focas y leones marinos), subimos al palacio y les dimos de comer a los niños arriba bajo un árbol.
Dejamos que jugaran un buen rato en el parque, mientras nos tomamos una coca cola en la cafetería y, cuando llegó la hora de nuestra comida, decidimos salir de allí e ir a la zona de El Sardinero. Hacía muy buen día, así que queríamos ir a la zona de la playa a comer, a pesar de no llevar bañador (en el norte se debería llevar ropa de playa y chubasquero siempre en el coche, jeje).
Si vais y hace peor tiempo, podéis ir a la zona del puerto dando un paseo por la bahía, ya que tiene unas vistas preciosas. Comer en La Caseta de Bombas y pasear hasta el centro Botín.
Nosotros comimos en una cafetería que se llama La Boite, justo encima de la playa. Es un sitio informal donde se come muy bien. Para algo más formal o si hace peor día, tenéis en el mismo sitio otro que se llama Maremondo, que es de la misma cadena. No tiene terraza, pero las vistas son las mismas.
Después de comer, si hubiéramos tenido bañadores y toalla, habríamos bajado a la playa un rato, pero no era el caso, así que decidimos seguir paseando hasta los jardines de Piquío y tomarnos un helado en Regma, que es casi una visita obligatoria. Estuvimos un rato en los jardines mientras dábamos de merendar a los niños para más tarde, ir volviendo hacia el coche para terminar nuestra excursión.
Hasta aquí nuestro día en Santander. Lo pasamos genial!
Mil gracias por leerme 🙂
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