RUTA POR MADRID

¡Hola! ¿Cómo estáis? 

Ahora que los niños son un poquito más mayores y que Fabiola ha cumplido un año, teníamos planeado hacer una escapada romántica los dos, dejando a los niños con abuelos.

La pandemia no nos lo estaba poniendo fácil, ya que no se puede viajar a prácticamente ningún lado, y decidimos que, en vez de retrasar el viaje, íbamos a hacer turismo por nuestra propia ciudad.

Llevamos a los niños a dormir a casa de los abuelos y nos quedamos solos en nuestra casita, algo que llevábamos muuuucho sin hacer (2 años y 8 meses, para ser exactos, jejeje). 

El plan consistió en dar un paseo muy largo por una zona a la que solíamos ir mucho de novios. Visitamos tiendas que nos encantaban y que, con los niños, nos es más complicado visitar. Lo vi todo cambiado y muy apetecible para ver,  así que voy a haceros un resumen para que vosotros también podáis hacer esa ruta.

El sábado iba a hacer muy buen tiempo, así que decidimos aprovechar y pasar todo el día fuera. Reservamos para tomar el brunch a las 12 en la terraza de Café Comercial. Un restaurante al que tenía muchas ganas de ir y del que salimos rodando, ¡id con hambre!

Aprovechando que estábamos por esa zona, nos metimos a callejear por Malasaña. Bajamos por la calle Divino Pastor, que tiene varias tiendas divertidas como The Comic Co. o The Kidslab Company, de la que me llevaría TODO. En esa calle también está el restaurante La Fondue de Tell, un lugar muy auténtico y acogedor para los amantes de las fondues.

Un poco más abajo, se encuentra la plaza del Dos de Mayo que, en un día bueno, se llena de gente disfrutando de sus terrazas. ¡menudo ambientazo!

Dimos un paseo por la plaza y volvimos por la Calle Velarde, que también está repleta de tiendas, sobretodo de segunda mano. Hay verdaderos tesoros vintage si os gustan este tipo de tiendas.

Si os apetece pintar o vais con algún niño un poco más mayor que los míos, podéis hacer una parada en Pinta en Copas. Nosotros fuimos hace años y todavía guardamos con cariño lo que pintamos allí. Es un plan muy relajante.

Si por el contrario, o además, os apetece un helado, enfrente se encuentra la famosa heladería La Pecera, cuyos helados se pusieron muy de moda y que apetece probar alguna vez.

Más tarde cruzamos la calle Fuencarral y fuimos hacia la zona de Chueca. Pasamos por delante de El Perro y la Galleta, otro restaurante al que hemos ido varias veces y que nos encanta.

Callejear por esa zona no tiene desperdicio, hay muchísimas tiendas y rincones preciosos. Fuimos a El Lobo Feliz, a Naturanimal para comprarle galletas a nuestra perrita Opry, que nos acompañaba durante el día y conocimos Luciolé, una tienda en la que puedes personalizar tus lámparas, ¡me pareció lo más!

Una vez en la C/ Fernando VI, que es una calle preciosa, paramos en el escaparate de La Duquesita, digno de observar; y entramos a comprar flores en Margarita se llama mi amor.

Aquí también se encuentra el famoso restaurante Dstage. No hemos ido, pero creo que merece muchísimo la pena. Hay otras opciones buenas para comer o cenar por esa zona como Aüakt, o Nimu entre otros.

En cuanto a tiendas de decoración, allí se encuentran Ofelia, que es una de mis preferidas, y Mestizo, de la que seguro habéis oído hablar.

Desde allí bajamos hasta Paseo de la Castellana e hicimos un descanso en la Plaza de Colón. Aquí tenéis muchos restaurantes conocidos como Habanera, Peyote San o Pointer, pero uno que tengo muchas ganas de probar es Papúa, en plena plaza.

Una vez tomado un descanso, ya nos pusimos a pasear por el barrio de Salamanca, que siempre hay cosas que ver y hacer por allí. Fuimos a la tienda & Other Stories, que me encanta, al patio de Brownie y, para rematar nuestro día redondo, merendamos el gofre de Cristina Oria. Como sabéis, Cristina es mi cuñada y, para nosotros, es el mejor restaurante de Madrid 😉

Después de caminar 15km, decidimos que lo mejor era volver a casa en uno de los coches de Share Now (antiguo car2go). Llevábamos mucho tiempo sin coger uno y nos sorprendió lo limpios que estaban, con toallas de gel incluídas. Por supuesto no nos quitamos la mascarilla dentro del coche, nos lavamos las manos antes y después de conducir, y fuimos con las ventanillas bajadas. Pero fue una manera muy rápida cómoda de volver a casa. ¡Lo recomiendo!

Un día en el que disfrutamos un montón de nuestra ciudad, que es maravillosa, y de nosotros mismos, que a veces con niños se nos olvida.

Espero que os guste nuestro tour y que lo hagáis!

Hasta la próxima 🙂

0 comentarios

Escribe un comentario
CLOSE
CLOSE